28 oct 2006

Razones

Sólo con una lágrima he de llorarte.. con una. Y has de seguirme tú con unas cuantas.
Como al despertar mientras te inventaba y la hoguera se extinguió por completo. Y apagaste la luz. Lo entendí. Porque no me quedaba otro remedio que entender. Y sentí frío, sentí el frío por toda mi piel de mañana, tan cálida antes. Antes de mi sin ti y antes de ti conmigo quizás. No recuerdo. No quiero. Y a veces quiero y me cuesta tanto. Tanto para nada, para qué recordarlo y a veces quiero. Lo quiero como a ti te quiero a veces y a veces te amo y luego te quiero y otra vez te amo. Y a veces me río, de tanto que te amo. ¿Cómo puedo amarte tanto? Cómo puedo. Si hay veces que lloro de no quererte para nada y llego a odiarte por mil razones. Cómo puedo entonces sentir que nunca te he odiado. Ni siquiera cuando… Ni siquiera. Ni siquiera y hay de mi si llego a odiarte sin motivos, cuando tantos sobran y me hacen falta. No he de odiarte porque no quiero. Aunque talvez sí quiero. Sólo que esa sombra se pierde en mi habitación. Tu sombra. Tu ausencia. Y la distancia que escondo bajo mi almohada se asoma noche tras noche y yo despierto y te invento. No porque despierte. Le temo al sueño. Temo buscarte y que no te encuentre y que la noche pase y que te tenga o que no.

No hay comentarios.: